Hacer el viaje es un desastre

 
 
 
Olvidé encontrarme con mi infancia
y al doblar la esquina
me arañé las alas.
(En el principio era la nieve. Uxue Juárez Gaztelu)
I

quizá ya no tengo ganas de intentar ir
volver a verte en la ciudad donde se murió la vagabunda en el Sena
precisamente porque ahí murió una vagabunda, ahogada en el Sena
quizá ya no tengo ganas de intentar ir
a visitar la ciudad de donde mi abuela escapó exiliada
porque a mi abuela le mataron sus sueños y escapó exiliada
se hizo de otros sueños
y yo no sé si heredé su dolor o el de alguien más
[pero lo siento profundamente
la guerra entera
quizá ya no tengo ganas de hacer las paces con ninguna ciudad
porque todas las ciudades termino incendiándolas
porque todas las ciudades terminan en llamas
porque ninguna ciudad me llama por mi nombre
y
poco a poco, que nadie me llame por mi nombre
me vuelve ceniza
que nadie me llame, desde la ciudad, me desaparece
me esfuma la ciudad, quién lo diría que
poco a poco, a falta de un nombre, la ciudad me suprime.
Lo que no nombramos es tragado por el mar en forma de llanto.






III

Quizá ya no quiero ir
a recuperar el cuerpo en ninguna parte porque, como Orfeo, perdí la cabeza en alguno de los mares de este mundo,
mutilado; desgarrado por otros sin hacer frente de ello. Ensimismado.
El soundtrack de mi viaje no me dejó escuchar
cuándo cayó mi cabeza en el agua.
Le subí a la música con los audífonos en el trayecto cuando más miedo tuve y me perdí mi decapitación.
Leí muy tarde lo que dijo Marina Garcés alguna vez:
no vale la pena desmontarlo todo para volver a montar lo mismo con otro nombre.
Marina cállate la boca. El agua corre. No es aconsejable
depositar toda esperanza en otro cuerpo/
pero sucede

(dijo Miriam Reyes)
Lo que yo quiero es hacerme/ una cueva en mi cuerpo.
No en el del otro.
 


IV

La gente dice que los viajes te hace crecer. Yo creo que los viajes te destruyen. Tengo callos, cicatrices, manchas en la piel. Tengo el cabello quemado, colitis, artritis de primer grado y un pie que duele cada invierno por el esguince que me hice al bajar de un tren. Tengo migrañas, escalofríos y mala visión. No puedo ver nada sin ayuda. La gente dice que los viajes te hacen crecer. Me trabo con los idiomas al hablar y ya no sé expresarme bien. Confundo situaciones y lugares, confundo nombres de personas, confundo imágenes confundo risas confundo comidas confundo música confundo espacios confundo climas confundo anécdotas confundo todo menos a las personas que amé. Confundo los poemas que he leído, los lugares donde leí esas historias. Confundo las historias que he leído con las que viví. Miento demasiado. Me miento hasta a mí misma. Escucho en lo profundo de mi cuerpo una voz que todavía prevalece, enterrada, esperando que todo termine. Mi cuerpo no aguantará otro tren. Mi cuerpo no puede subirse a otro autobús. La gente dice que los viajes te hacen crecer. Nunca me sentí tan pequeña. Nunca me escuché tan lejos. Nunca me grité tan fuerte. He perdido mi cuerpo en el trayecto y hasta ahora lo supe. Hasta ahora me he enterado. Hice tanto daño. Ninguno fue intencional, creo. Sumergida en el óxido. El agua llama. Las criaturas en el agua me entregan una oportunidad. No volveré a la ciudad. Al carajo la ciudad. ¿Cómo volveré a casa? Una mujer es su casa. Su propio cuerpo/ batalla/ o lugar que habita*. Miro el cielo de noche, esperando encontrar un mapa. Las sirenas llaman, no hay tiempo que perder.
 
 
 
 
 
 



1 comentario:

  1. Se os acaba el tieeeeeempo! https://www.facebook.com/grupoliterariovitalista/?fref=nf

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