Después de la victoria



1. Un diciembre me descubro abatida por un silencio ensordecedor y me quedo inmóvil entre las sombras. 

2. Sucede que he sido derrotada por mi propio deseo y el vaivén de la duermevela me señala tu último beso, el de despedida en una terminal que ahora prefiero olvidar. 

3. He imaginado tantas veces el borde de las cosas que vivo a destiempo y no sé qué hacer con mi vida frente a la tuya.

4. Siento miedo de cada nueva imagen que no es obra de este mundo sino de ese otro que solo existe a través de mis palabras. 

5. Ojalá fuera cosa mía, pero una y otra vez el dolor ha ganado la batalla y son más las veces que prefiero callarme para que nadie conozca de dónde viene todo esto que me rebasa.

6. Que nadie me escuche, que nadie comprenda, que nadie nunca nada conmigo. 


7. Corrijo: que yo nunca nada con nadie.

8. ¿Será honesto lo que digo? ¿Cómo se le dice al cuerpo que vaya en contra de su naturaleza? ¿Y al alma —si es que la tiene— de su razón? 

9. Me desvanezco hasta ser un fantasma que nadie reconozca.

10. Si he de morir, he de morir despierta.








Viernes:
 
Estoy bebiendo el licor que recogí de los vasos que quedaron como pendiendo del hilo de la fiesta y mi mamá no para de llamar repitiendo que regrese, que es peligroso. Pero yo, vuelta mierda como estoy, sigo bebiendo mi cóctel-pulsióndemuerte en la esquina de un bar que no reconozco o que, más bien, ya no me reconoce. A las tres de la mañana, acepto que he perdido la batalla y me largo sola en un taxi que me lleva hasta casa, en donde me duermo llorando acurrucada como una niña indefensa ante la oscuridad.



Sábado:


Pasa el día y no recibo noticias tuyas. Empiezo a preguntarme, ¿de dónde viene este dolor?. Apenas te conozco y jamás he sentido tu tibia lengua estrechar la mía, moverse al compás de una canción que no encuentra su final. Temo que esta imagen no pueda abandonarme y comienzo a beber de nuevo en el bar de antes, esta vez bestialmente. La presencia de mis amigos me da un poco de calma, pero rápidamente recuerdo porque estoy ahí en primer lugar, el motivo de mi tristeza. Nadie parece entender cómo podrías haberlo hecho. ¿El qué?, dirías tú. Abrir un hoyito en ese lugar que llaman corazón, te respondería a duras penas.



Domingo:


Tuve un sueño de montaña venezolana y tú no estabas allí. Estoy de pie mirando mi reflejo desnudo en el espejo y sé que jamás serás tú quien bese en la mañana mis ojos de pájaro cansados. Debo idear la manera de acercarme a ti y amarte como en un principio lo anhelé. Hoy, después de tanto, te noto más grácil y hermoso que nunca, y desde la imposibilidad de escribir nuestra historia es que puedo encontrarte.












1 comentario:

  1. Se os acaba el tieeeeeempo! https://www.facebook.com/grupoliterariovitalista/?fref=nf

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