Fragmento del libro Los plegamientos del agua (2014)
(…)
El
padre que sólo tiene calzado para
la misa
o la fiesta o la muerte
el
padre camina y camina
formando así su
herencia
el surco que dice esa
tierra
el surco que atraviesa
el alma
el
padre que recibe golpes para que
aprenda
a caminar
descalzo / en el agua /
en el cielo
con
ropa por donde anda a echar el tiempo,
ya
retazos, cuadros, colores,
asimétricos,
sacudiéndose
el pie, el polvo que jamás será silencio,
alzando
la cara para ver el tránsito
de
las nubes otra vez
como
un río
los
truenos, de nuevo, el agua
que
le muestra que es su único pantalón,
de
otra era,
otro
mundo parece, la sensación
de
ser de otro lugar, bajo la tela de la intemperie,
señalada
por el tiempo, cubierto: el cuerpo prohibido
con
ramas raras informes,
llueve llueve llueve
para
que regrese a casa
siempre siempre siempre
con
las mismas rocas en espiral
que
siguen su curso
al
cielo que tiene otro cielo y éste a otro cielo…
y
esos dibujos en la ropa, en la tela,
tela
que llega con la inocencia difícil, sus manos, y
esos
dibujos de la madre que responden
a
la calamidad,
con
retazos, cuadros, colores,
con
migas de arepa, donde estallan las
lágrimas
por
soledad,
la
despedida, esa gota de sangre
que
hace corcovear la tierra antigua,
tela
que tapa el adentro infinito que
aísla
de
la noche cubren el sueño,
todos
esos picos nevados donde arranca la
historia en su pecho;
el
universo estrena hijo bienaventurado
con
harapos coloridos
las
nubes retornan al lugar de donde partieron
el
padre imagina
una vaca rodando
por la ladera más
empinada
para poder
comer
carne
pero primero: es el trabajo
segundo: el trabajo
tercero: trabajo
porque
lo auxilia, a sus diez años,
esa
vibración de la ley
divina
que
lo hará inmortal
porque
es Dios quien arrastra esa escardilla
y
le duele la espalda
y
orina tranquilamente en el surco de la tierra
herida
porque
así lo ha querido, aunque
no
lo recuerde
herido,
ya
cansado,
pero
es el alma que se mueve, y mueve todo,
aunque
no lo crea
aunque
escupa su odio a la tierra
que
pocos creerán,
se
mueve todo
en
la intemperie para llegar a casa
porque
la libertad está En el trabajo
herido
para
anular las leyes de la vida
que
hacen la espalda doler
porque
ese dolor es la escuela
de
con la o do ele con la o lo
r
dar,
dar, dar hasta el fin
para
que conozca las más tenues vibraciones del cielo
para
proteger al que escribirá
el
nuevo aire de las palabras
porque
cada surco, en la tierra pendiente, también
es
una línea escrita
en
un cuaderno que otro
leerá
a
otro entusiasmado
—porque
así lo ha querido—
—aunque
no lo recuerde—
El
padre que es el mundo
solo
que une todo
el
padre que prueba mirarse
en el paisaje que lo precede
pero
hay que trabajar
sin
paga sin nada en los bolsillos
siempre
pensando en la madre
esperando
en el agua más alta
que
no quiere parar de hablar,
y
el hambre y el hambre
el
murmullo de la brisa
donde
flotan las voces de los que faltan
—esta
vida es por ausencia— dice
—esta
obra es por carencia— oye
el
padre
El
padre mira la roca
que
flota
en el aire
central
de la casa
de un solo
cuarto
y una
nube
en el centro
de la sala
y
llega la noche en la casa del cielo claro
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