El retoño
Una pompa de jabón
para bañarte.
Un chupón de
madreselva para el loco hambriento.
Una sarna que
emancipó tus comisuras -mi nombre-
El intelecto de tu
vulva me supera.
Tu labio pitoniso se
oculta como la tortuga.
El caparazón tiene su
cocción exacta.
La desconozco.
Ya están retoñando
tus almendrones.
Aquellos tubérculos
que sembré sobre tu tórax
son fantásticos tesoros de alimento.
Sigo aún con la
abertura caudalosa de tus senos
Establezco
tus pulmones hechos carne
tus pezones hechos timbre
de un firmamento
extenso.
Empiezo
a sentir amor.
Una ternura
impaciente -horrorosa- me puebla.
Tu voz me circunda
melódica -horrenda- plácida.
¿Esto sienten los
hombres solos? ¿Hasta aquí llega el arrobo de los perros y su unión inmortal de
los minutos?
Así
la brevedad de tu imagen. Así el despido
de tu
doliente y poniente.
A esta elevación que es preferible al
hurgamiento asqueroso
-dulcísimo- de hoyos, convexidades y penumbras.
A
un poeta en la caída
Mentir
o imaginar
disolver
las marcas
ser
la duda o la fijeza
entregar
la tribuna vulnerable
renombrar
las distancias
hincarse
en el efecto
mirar
siempre el destino de la alarma
recordar
la muerte impersonal
y
la fraterna cueva
preguntarse
desear la magnífica
vivencia.
Vocación
de incendio
Pregunto
si el futuro es vocación de incendio
avivar
el inicio
la
aceptación del límite
busco
la tregua próxima
potencia
o fosa
tiniebla
poblada que no alcanza
la
espera nos forma
…
tenemos
humo en el aliento
0 comentarios: